Las RNSC del Cesar, una notable contribución ciudadana a la adaptación climática

Las Reservas Naturales de la Sociedad Civil (RNSC) son áreas que conservan muestras de un ecosistema natural, manejadas bajo los principios de sustentabilidad y que por la voluntad de su propietario se destinan para su uso sostenible, preservación o restauración. Son parte fundamental del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP) de Colombia, una de las estrategias más exitosas de conservación de la biodiversidad y de adaptación al cambio climático con que cuenta el país.

Con corte a abril de 2021, el RUNAP (Registro Único de Áreas Protegidas) reportaba 914 RNSC en todo el territorio nacional, que se extienden por cerca de 190.000 hectáreas de relictos de diferentes ecosistemas, representando un complemento esencial a la conservación que se realiza en las áreas protegidas de declaratoria pública. Son entonces una contribución cuantitativa y cualitativamente muy significativa a la conservación del patrimonio natural colombiano, y una muestra viva de gobernanza ambiental y de corresponsabilidad ciudadana para afrontar la crisis climática global. En el departamento del Cesar hoy se cuenta con 13 RNSC, con una extensión cercana a las 2.000 hectáreas, localizadas en los municipios de La Gloria, El Paso, Becerril, El Copey, Pueblo Bello, Manaure Balcón del Cesar, Chiriguaná y Valledupar. En ellas se encuentran especies endémicas y amenazadas, así como ecosistemas de importancia crítica a escala nacional y global.

Sabemos que la alteración y degradación ecológica del caribe continental colombiano es enorme. También que uno de los ecosistemas más críticamente amenazados del país es el bosque seco tropical, del que hoy apenas contamos un 8% de remanencia respecto a lo que fue su superficie original. Hablando particularmente del departamento del Cesar hoy menos del 9% de su territorio está cubierto por bosques. Preservar esos bosques y restaurar los ecosistemas de una manera socialmente incluyente y ecológicamente viable es una tarea urgente de toda la sociedad.

Si bien se han realizado algunos avances desde el sector público, tales como el SIRAP Caribe (Convenio Marco 006 de 2005 entre autoridades ambientales), el SIDAP Cesar (Acuerdo 013 de 2017), y la definición de Sistemas Locales de Áreas Protegidas (La Jagua de Ibirico y Manaure, y en proceso Valledupar y La Paz), la velocidad a la que se logran y los resultados tangibles que producen son muy insuficientes para atender la vulnerabilidad socioecológica de las poblaciones humanas y no humanas, y atender la altísima fragmentación de ecosistemas existente, que cada vez hace más complejo conectar los ecosistemas estratégicos de los que dependen muchos procesos ecológicos necesarios para la viabilidad social y ecológica regional, tales como la Sierra Nevada de Santa Marta, la Ciénaga de Zapatosa, los Valles aluviales de los ríos Magdalena y Cesar, y la Serranía de Perijá.

El tejido empresarial, por su parte, no demuestra aún de forma contundente su contribución a la conservación de la biodiversidad, base de la prestación de servicios ecosistémicos vitales para la región, incluidos los que hacen parte de sus procesos y ciclos productivos. A menudo, tampoco logra articular adecuadamente su gestión social y ambiental a la construcción de institucionalidad local y en general al desarrollo territorial.

Para atender estos desafíos de mayor eficacia pública y de contribución del sector privado a la conservación la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID) creó el Programa Riqueza Natural, que ente 2017 y 2022 se propuso contribuir a la disminución de las amenazas a ecosistemas y especies prioritarios en paisajes estratégicos tales como el bosque seco tropical del Caribe y los ecosistemas de sabanas inundables, bosques de galería, humedales y selvas transicionales de la Orinoquía, a través de tres estrategias principales: i) aumentar las áreas bajo protección legal; ii) incentivar a actores clave en los sectores público y privado; iii) fortalecer políticas e instrumentos de planificación.

En el marco de este programa, la Fundación Grupo HTM desarrolló en el departamento del Cesar el proyecto “Diseño e implementación de estrategias para la efectiva gestión y la sostenibilidad financiera de las Reservas Naturales de la Sociedad Civil y del Sistema Local de Áreas protegidas de La Jagua de Ibirico”.

 Entre sus logros destacamos:

1. Promoción y creación de un Nodo Departamental de Reservas, como asociación entre sus propietarios para fortalecer la gestión conjunta que les permita enfrentar los numerosos desafíos de sostenibilidad que tienen estas áreas. 

2. Formulación o actualización de los planes de manejo de las Reservas, como principal instrumento de planificación para su administración y manejo sostenible. 

3. Capacitaciones a los propietarios y empleados de las Reservas en temas de interés como aviturismo, atención de incendios forestales, y apicultura.

4. Inversión en pequeñas infraestructuras para el mejoramiento de la calidad de vida y el desempeño ambiental de las Reservas, tales como filtros lentos de agua, paneles solares, cercado de bosques, riberas y nacimientos de agua, dotaciones para el control de incendios forestales, entre otras.

5. Gestión para la materialización de incentivos tales como exenciones del impuesto predial a las Reservas por parte de los entes territoriales.

6. Promoción y suscripción de alianzas para la sostenibilidad de las Reservas con Universidades, empresas con negocios basados en la naturaleza, y organizaciones no gubernamentales. 

7. Formulación del Plan de Acción del SILAP de La Jagua de Ibirico.

Como resultado de este proceso hoy hay una motivación colectiva y un interés renovado de parte de todos los propietarios de las Reservas. Con base en esfuerzos de conservación ambiental pioneros en el departamento y el país (algunos con más de 4 décadas de historia) se reconocen y saben ciudadanía activa y contributiva en la adaptación al cambio climático y la disminución de la vulnerabilidad de los territorios a fenómenos climáticos extremos. Buscan compartir su experiencia y saber con sus vecinos y con toda la institucionalidad y el empresariado local y nacional, capitalizando las oportunidades que se vislumbran en el marco de las políticas internacionales y nacionales orientadas a la transición energética, la economía circular, el desarrollo bajo en carbono, los procesos de responsabilidad social y ambiental empresarial, entre otras.

Pero por la dimensión de las amenazas y presiones (cambio climático, urbanización y suburbanización, contaminación, incendios forestales, agricultura y ganadería no sostenible, etc.) estas Reservas requieren un acompañamiento más decidido del Gobierno local, regional y nacional. Es imperativo reconocer su aporte a la regulación y provisión de servicios ecosistémicos, a partir de la oferta programática y de la gestión pública, para que sean beneficiarios de los incentivos actualmente existentes en la Ley y otros que puedan desarrollarse conjuntamente con el sector privado. La sostenibilidad financiera de estos notables ejercicios de conservación es fundamental para poder irradiar al resto del territorio una dinámica virtuosa basada en la conservación de la biodiversidad que está en la base de la seguridad alimentaria e hídrica regional, y de una economía verde y baja en carbono que cree bienestar y desarrollo territorial en todo el departamento en momentos de una inocultable crisis económica y social.  

En el Canal de YouTube de la Fundación Grupo HTM puedes encontrar más vídeos sobre el Proyecto de las RNSC del Cesar. Para más información sobre el mismo, puedes comunicarte con Carlos Gutiérrez, director del proyecto, al correo cgutierrez@grupohtm.org.

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